domingo, 7 de abril de 2013

LA FE QUE LLEVA DE LA CERTEZA A LA FIESTA.


Apóstoles en el CenáculoLos discípulos con las puertas cerradas tienen noticias de que la tumba está vacía y a pesar de los testimonios rondan en ellos el miedo, la duda, la angustia, la soledad, la nada, el sin sentido, la persecución y la tristeza quiere apoderarse. Estado de cosas que se entiende. Llegarían a sentirse alejados del Señor y más de uno sentirá la impotencia y la confusión. ¿Habían abandonado a Jesús, o es que Dios los ha abandonado? Lo cierto es que Cristo viene al encuentro personal y ofrece la paz, no reclama  sino que enseña a perdonar y más aun muestra sus llagas,  no se oculta, es él, el de siempre, sencillo, fraterno que lleva de la certeza a la fiesta de fe. Fe  que comienza donde termina el orgullo de los supuestos listos, profundos y serios. Para creer hay que hacer que el corazón funcione no se cierre sino se fíe y confíe. Verdad que solo el amor es capaz de hacernos decir creo sin ver. Señor danos esa fe que nos trae tu paz y nos lanza al servicio alegre. Señor mio, Dios mio, que nunca quedemos confundidos, amen. 

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