lunes, 25 de marzo de 2013

EL AMOR DE DIOS LLEGA A SER FORTALEZA Y PASIÓN QUE SALVA


Crucifixión, de DalíDomingo de Ramos es la puerta de entrada para celebrar la semana santa, al bendecir los ramos se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, la gente grita: ¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! La buena nueva se hace realidad. Jesús instituye la Eucaristía y expresa su beneplácito. La condición humana no siempre resiste a todo, para cumplir la voluntad de Dios tenemos que estar unidos en la oración eucarística, ahí nos fortalece. No estamos libres todo nos puede pasar. Movido por la corriente de la sociedad, o por el instinto primario, se entra en la condena, se grita ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Sabemos que Jesús no vino a condenar sino a salvar, desde la cruz dijo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. La pasión la podemos ver como el resumen de todos los sufrimientos de la humanidad, como la consecuencia de nuestras culpas, o también, como el mayor acto de heroísmo humano. La pasión y muerte en cruz de Jesús es más que puro sufrimiento, culpa y heroísmos juntos, la pasión es evidencia del amor de Dios que salva a los hombres. Señor que imitemos tu ejemplo y sepamos dar gloria a tu nombre en las penas y en las alegrías de la vida. Amén.

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