Abraham, Moisés y Elías como
muchos otros… personajes bíblicos tuvieron un especial encuentro con Dios. Pedro,
Juan y Santiago como cercanos a Jesús que resistieron al sueño, tal vez en oración
profunda, son los privilegiados de ver la gloria de Dios en la tierra. Vieron
un anticipo de lo que llegaremos a ser, glorificados en el hijo, es un
adelanto de lo que en Jesús seremos, transformados de la esclavitud del pecado a la libertad de su
gracia, de la oscuridad a la luz, de la mentira a la verdad, del sin sentido a
la sensatez, de la turbación a su paz, de la muerte a la resurrección. Cuaresma
es tiempo para volver a este camino. Pedro al querer quedarse, aun sin
saberlo, exterioriza su dicha. En el caminar de la vida es de suma importancia preguntarse
a dónde se quiere llegar y al alzar la mirada hacia el cielo, la meta, mantener
los pies firmes sobre la tierra. Comprometernos a escuchar su palabra que nos guía,
a transformar el mundo empezando por nuestra vida. Señor abre nuestros ojos y oídos
para que al verte en cercanía o a lo lejos, siempre escuchemos tu voz. Señor que
nuestra mirada nos lleve a tu encuentro, Amén.
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