jueves, 23 de agosto de 2012

EUCARISTÍA


Manos abiertas
Jesús reafirma ser nuestro verdadero alimento.“Mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida” (Juan 6, 51-58).  
El Pan es su vida en esencia. Él se nos ofrece en sustancia, en su cuerpo y en su sangre. El Autor de la vida nos sigue transmitiendo vida. Jesús no es pura doctrina o una vida ejemplar que nos oriente a la felicidad. Jesús nos alimenta en sustancia y nos lleva a la vida que supera los límites de esta vida terrena.
En cada Eucaristía se cumple lo anunciado en el discurso del pan hace mas de dos mil años, hoy tenemos la gracia de acercarnos a Él. Teniendo ya la semilla de la vida eterna, bien podríamos aprovechar su presencia. Cerca de Él estamos lejos de la muerte, lejos de las tinieblas del pecado porque permanecemos en comunión con el Creador quien nos quiere recrear día tras día y nos pide que permanezcamos unidos a Él en su luz.

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