El Pan
es su vida en esencia. Él se nos ofrece en sustancia, en su cuerpo y en su
sangre. El Autor de la vida nos sigue transmitiendo vida. Jesús no es pura
doctrina o una vida ejemplar que nos oriente a la felicidad. Jesús nos alimenta
en sustancia y nos lleva a la vida que supera los límites de esta vida terrena.
En cada Eucaristía se
cumple lo anunciado en el discurso del
pan hace mas de dos mil años, hoy tenemos la gracia de acercarnos a Él.
Teniendo ya la semilla de la vida eterna, bien podríamos aprovechar su
presencia. Cerca de Él estamos lejos de la muerte, lejos de las tinieblas del
pecado porque permanecemos en comunión con el Creador quien nos quiere recrear
día tras día y nos pide que permanezcamos unidos a Él en su luz.
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