martes, 27 de octubre de 2009

La "comunión": un trabajo de espiritualidad compartida


. La comunión eclesial, es donde cada uno aporta su propio carisma y sabe confiar en el otro (sea más joven o más anciano que él). Esta comunión eclesial, siempre difícil entre generaciones diversas, lo es hoy aún más por la mayor rapidez de los cambios sociales y eclesiales; en consecuencia, requiere en todos mayor espíritu de comprensión recíproca, convencidos de que toda metodología se resiente de defectos mientras vivimos en esta peregrinación terrena.


La coexistencia de metodologías y de lenguajes diferentes no destruye la comunión eclesial, sino que puede favorecer la maduración recíproca, siempre que no falte el respeto; aunque no se adopte nuestro mismo método educativo, de trabajo o de cura de almas. La invitación de vivir “la verdad en la caridad” (Ef4,15) reprueba, ya sea silencioso fruto de miedo o de clausura, aunque razonado con un sentido erróneo de la caridad fraterna, y a la relación neurótica o el estilicidio polémico que destruye el clima de fraternidad..

El alma de la comunión es la caridad, la cual constituye el cumplimiento de la ley (Rom13,10) y el vínculo de la perfección (Col 3,14). La vida en común es unidad en el mismo Espíritu... Jesucristo, dijo:Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, para que ellos sean uno en nosotros; a fin de que el mundo crea que tú me has enviado (Jn17,21); e instituyó en la Iglesia el sacramento admirable de la Eucaristía, por el cual se significa y realiza la unidad de la Iglesia. Dió a sus discípulos el mandamiento nuevo del amor mutuo y les prometió el Espíritu Paráclito, que como Señor y dador de vida, permanecería con ellos para siempre…” (UR 2), (LG 4. 13)...


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