domingo, 9 de agosto de 2015

XIX O. B. Jesus el pan vivo que ha bajado del cielo

"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo" (Juan 6,41-51)

Frente a la Eucaristía estamos en pleno misterio de nuestra fe, como decía el papa Benedicto XVI es donde el tiempo se une con la eternidad, el cielo con la tierra, la comunión más que premio para buenos es el alimento que nos sostiene en vida en el arduo camino hacia la eternidad.
Estamos en el banquete de la sabiduría que es Dios mismo, la palabra del principio que es principio de la vida, en la tradición bíblica, exige fe, como diría santo Tomas, sin decirlo, cree y piensa lo que quieras. 
Los antepasados con el mana provisto por el Señor, por no escuchar a Dios murieron, Jesús habla de sus padres en oposición a "mi Padre" del cielo, habla del mana en oposición al Pan bajado del cielo, de morir en oposición a la vida eterna que da el pan bajado del cielo.
Elías en el camino lleno de temor y depresión, desanimado, casi sin fe invoca a Dios… en nuestra corta existencia Dios siempre responde como lo hizo con Elias.
Jesús, el pan del cielo, es el que nos sostiene vivos un su camino.
En el cansancio mejor que murmurar es andar hasta dar el salto de la fe. En el peregrinar hacia la eternidad nuestra existencia se hace ardua. Para llegar a la meta tenemos que superar muchas cosas. Con Jesús lo tenemos todo, no hay cosa que nos pueda superar porque es el pan vivo bajado del cielo (Jn6, 41-51). Él nos sostiene, y nos sostiene vivos.
Alimentados con el pan del cielo somos capaces de desarrollar valores y principios personales con los que enfrentamos los arrebatos primitivos e instintivos propios de la naturaleza humana en sus dificultades.
En las lecturas de hoy el personaje principal es Dios Padre que desde del cielo envía al verbo que se hace carne, Jesús el pan de vida: El nos alimenta y nosotros nos alimentamos al creer en él, al leer su palabra, al adorarle, al practicar las obras de misericordia.
El nos alimenta cuando celebramos la misa. La comunión nos alimenta y nos hace mejores hijos de Dios. Hace que saquemos lo más lindo que tenemos que es nuestra capacidad de amar e inyectar amor en todo. solo alimentados por él podemos decir con san Agustín: Ama y has lo que quieras.
Algunas almas vegetas no viven. ¿Cómo y con qué alimentamos nuestras almas, cómo crese nuestra vida interior? ¿Cómo cuidarla y hacer que este sana y fuerte? Jesús es el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente. 

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